Foto: Alma Larroca
Thomas Edison experimentó con más de 1600 filamentos, incluidos pelos de la barba de un amigo, antes de dar con el diseño definitivo de la lamparita de luz eléctrica. Perseverar, el acto de invertir esfuerzo de manera continua para alcanzar un objetivo, es esencial para aumentar la creatividad y un motor de productividad. Y aunque son numerosos los estudios empíricos que lo sostienen, subestimamos su poder para resolver las cosas de todos los días.
Esto es lo que demostraron dos académicos de la Escuela de Negocios Kellogg, de la Universidad de Northwestern, a través de siete investigaciones que recopilaron en el paper People Underestimate the Value of Persistence for Creative Performance, que fue publicado recientemente en el Journal of Personality and Social Psychology. En él, Brian Lucas and Loran Nordgren argumentan que esta subestimación se debe a que el pensamiento creativo requiere un esfuerzo procesual durante el que las personas consideramos demasiado difícil dar con nuevas ideas o soluciones adicionales. Y, simplemente, nos damos por vencidos erosionando nuestra capacidad creativa.
En todos los estudios se siguió el mismo mecanismo. Primero se les daba a los participantes una tarea a resolver; luego, se les preguntaba cuántas ideas creían que podrían haber aportado de tener tiempo adicional y, finalmente, se les daba el tiempo adicional para seguir trabajando. En todos los estudios las personas subestimaron su productividad en la perseverancia. Por ejemplo, un ejercicio era referido a generar ideas creativas para comer y beber el día de Acción de Gracias. Los participantes generaron un promedio de 21.79 ideas en el período inicial y luego generaron en promedio 5 ideas más sobre el número que ellos habían proyectado para la segunda etapa. Además, en todos los casos las ideas del tiempo de perseverancia fueron más originales y creativas.
El aumento de la creatividad y la productividad desvela a las compañías que invierten en constantes intentos por despabilar a sus cerebros más brillantes, sin embargo, la solución parece estar a la vista sin ser explorada. Repensar el valor de la perseverancia se presenta como un gran motor hacia la creatividad. Si en vez de rendirnos seguimos pensando, seguimos investigando, seguimos intentando un poco más, quizás aparezcan nuestras mejores ideas que estaban ahí, esperando a ser descubiertas.
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