Justo Solsona: “En Buenos Aires podrían vivir 7 millones de personas”

Provocador y referente de la arquitectura moderna, propone hacer torres para recuperar espacio en el suelo.

PorSilvia Gómez

Le gusta repetir que algunas de sus ideas se enmarcan dentro de la estructura teórica. Quizá para menguar la polémica. Lo cierto es que el arquitecto Justo Solsona le pone los pelos de punta a más de uno cuando imagina una Buenos Aires en la que podrían vivir 7 millones de habitantes, más del doble de los que actualmente tiene. Solsona es un provocador. Reconocido como referente en la difusión de las ideas de la arquitectura moderna, el famoso “rulero” –la torre Prourban, en la esquina de Carlos Pellegrini y Libertador– lleva la firma del estudio del que es socio fundador, MSGSSS. Se autodefine “porteño insoportable”. Vecino de Retiro, vivió siempre en zonas céntricas. “Los ruidos no me espantan”, asegura. Y se mudó tantas veces como fue necesario hasta que pudo llegar caminando hasta su estudio, también en Retiro. Más que un café predilecto, Solsona tiene en el Florida Garden –Florida y Paraguay– su comedor diario. Almuerza una ensalada, con una botella de agua y un cortado. “Lo mismo durante los últimos 40 años. Allí, todos me conocen y tengo que avisar cuando me voy de vacaciones. Soy de las rutinas, me gustan”, dice sin complejos. Y cuenta que su barrio es el lugar en el que trabaja. “Conozco al mozo, al diariero, las librerías. Una de las cosas más importantes que tiene una ciudad es la posibilidad de sociabilizar, polemizar, intercalar, discutir y oír otras opiniones”, subraya. “El Chateau Libertador es como la mueca de una arquitectura del pasado. El Barolo es magnífico y el Kavanagh es moderno, sintético y sofisticado”. Como profesional y vecino, Solsona coincide con los resultados de una reciente encuesta realizada por Clarín Arquitectura para conocer cuáles son los edificios más lindos y más feos de la Ciudad. Votaron 2.000 personas que destacaron al Chateau Libertador como uno de los más feos y al Barolo y al Kavanagh entre los más lindos. Director de la maestría en diseño arquitectónico avanzado de la escuela de posgrado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA), Solsona desarrolla un proyecto teórico (otra vez la palabrita) de “alta densidad”. Eligió cuatro barrios periféricos –Villa Soldati, Mataderos, Liniers y Saavedra–, más Agronomía; sitios en los que se puedan generar grandes concentraciones de torres, pero con recupero de suelo verde. “Imaginate muchas torres, como un manojo de lápices, pero como contrapartida mucho verde. No te extendés sino que te concentrás, te vas para arriba y así recuperás suelo. Como resultado, en donde por ejemplo hoy existen 168 manzanas verdes, podríamos tener 303”, afirma. Y así, dice, se llegaría a los siete millones de porteños. Un número que asusta si se piensa en las cosas que ahora, con tres millones, colapsan la Ciudad. A diferencia de otras ciudades del mundo, aquí la población creció solo un 4% entre 2001 y 2010. “Es verdad, hablamos de una Ciudad casi sin crecimiento poblacional. Por eso esto de la alta densidad tiene mucho de ciencia ficción. Esta es una ciudad en la que no existe una presión de gente queriendo entrar a vivir (3 millones ingresan por día desde el Conurbano). Cuando uno piensa que China tiene 1.400 millones de habitantes, todo parece poco. Y acá, decir 7 millones es escandaloso”, admite Solsona. “Para hacer ciudades hay que arriesgarse más. Y el ejemplo tiene que venir del Estado, que debe animarse a construir edificios modernos e inteligentes. Es una forma de educar para no quedarnos anclados en el pasado. Los edificios embellecen las ciudades”, sentencia el arquitecto, a punto de festejar sus 80 años.

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